Un
viejo lienzo en blanco, junto a millones de pinceles, nadando en un
mar de colores.
Una
paleta llena de sueños, que tocaban el cielo, con música de Bowie
de fondo.
Una
artista que bailoteaba al mezclar tonos y sonreía ante sus infinitas
posibilidades.
Aún
no sé cómo lo hacías. Bromeabas continuamente sobre que tus
retratos tenían un ojo más grande que otro, pero yo sabía que eran
tal y cómo querías que fueran. Que le jodan a la simetría, tú
creabas perfección en mi mundo en ruinas, solo con unas
pinceladas.Aquello era digno de ver, cómo si Dios te hubiera dado
algo.
Cómo
si estuvieras en el mundo por una sola razón, y esa razón era hecha
a tu medida, exactamente para lo que estabas destinada y nunca fueras
a dejarlo.
Y,
¿Sabes qué? El sol volverá a salir mañana, y yo estaré ahí
contigo para contemplar la hora dorada, porque mientras tus dedos
sigan manchados, y tu mente siga volando, me tendrás ahí, esperando
para cambiar de canción, o abrir por ti un nuevo tubo de pintura.
Y
seguiré ahí, hasta que el sol deje de salir o hasta que tus caos
recupere la cordura.
-Demasié
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